Alguien me observa, con sus pequeños ojitos me busca, y sin que yo sea incluso consciente, examina y estudia cada movimiento, palabra, acción y reacción que yo realice y para mi sorpresa replica todos y cada uno de ellos, como si no me lo hubieran dicho ya, como si yo no lo supiera, de hecho lo sé muy bien pero a veces lo olvido o prefiero creer que no será así, que ella sí se dará cuenta, que hay cosas que serían mejor ignorar, que de repente tendrá mejor juicio que yo, que ella sí escogerá lo mejor y desechará lo peor. Pero no, ya quisiera yo, tengo que ser realista y reconocer y aceptar que estoy frente a una responsabilidad que nadie me impuso sino que adquirí desde el momento en que me convertí en mamá, no lo puedo eludir y aunque algunos han tratado su huella quedó impresa...inevitablemente. Aunque es una responsabilidad grande y aunque desearíamos no tener que ser esos referentes, ni que nos digan modelos a seguir o ejemplos, pues lo somos, simplemente no hay escapatoria.