La otra noche tuve un sueño horrible, la pesadilla de toda mamá, soñé que Ana Paula se había perdido y en mi sueño la buscaba, la llamaba por su nombre y no aparecía y podía sentir cómo mi corazón latía fuertísimo y la angustia se apoderaba de mí, el terror… cuando en eso despierto, muy agitada, angustiada, casi al borde del llanto y al abrir los ojos allí estaba ella, mi hijita echada en su cama, durmiendo plácidamente, como un angelito, el sentimiento de alivio y gratitud a Dios que experimenté en ese instante fue increíble, el sueño parecía tan real. Puedo deducir que este sueño se debió al hecho de que el día anterior estuve leyendo sobre algunos casos de niños perdidos, un artículo en internet, y el impacto de las historias me provocaron este mal sueño, esto me pasa cada vez que leo, escucho o me entero de alguna historia de accidentes o sí al hijo de fulanito le pasó tal o cual cosa entonces los miedos aparecen, consciente o inconscientemente y esto es algo que creo nos pasa a la mayoría de mamás, incluso desde que nos enteramos que estamos esperando un bebé, el miedo de que algo malo suceda en el embarazo, en el parto o con el bebé nos acecha, a veces ni lo mencionamos pero está allí, en mi caso el tener a una bebé prematura disparó aún más mis miedos, por eso sé de lo que les hablo.