En mis recuerdos de infancia, como en los de la gran mayoría, hay una figura siempre presente, la figura de esos seres especiales, a parte de nuestros padres, que Dios nos permite tener y disfrutar y estos son nuestros abuelitos, esos viejitos de otra época, quienes a pesar de la brecha generacional que tienen con sus nietos enriquecen sus vidas con su cariño, sus mimos y sus historias; de la misma forma los nietos les proporcionan alegría y les renuevan las fuerzas y las energías, que hasta se olvidan de esos malestares propios de la edad. Si bien su rol es diferente al de los padres, cabe recalcar, no hay amor más parecido al de ellos que el de los abuelitos y lo que ellos le aportan a la vida de nuestros hijos nadie más puede ofrecerles, es una relación única, se percibe de sólo verlos interactuar, y ese contacto entre ellos es algo que como padres debemos propiciar.
Mi relación con mis abuelas, quienes fueron las más cercanas a mí, es un recuerdo que atesoro. Cada una con su forma de ser , sus defectos y virtudes forman parte ya de mi historia personal. Sabemos que nuestros viejitos un día partirán, es el ciclo de la vida, generaciones van generaciones vienen, pero dejan huellas imborrables en todos los que estuvieron a su alrededor. Les cuento que oficialmente ya no tengo abuelitos, todos partieron, unos antes, otros después y hace una semana a los 91 años mi abuelita paterna descansó, sabíamos que en cualquier momento su fuerte corazón que la mantenía aún con vida, a pesar de no ser consciente de nada, dejaría de latir, y así fue. Fue inevitable que los recuerdos vinieran a mi mente, me transporté a ese espacio en el tiempo donde su presencia en esa casa, que ahora luce tan distinta sin ella, era fuerte. Ese ruido en la cocina, el rico olor de su comida y hasta los sabores son ya un recuerdo, un recuerdo de la vida de una mujer muy activa, quien demostraba su afecto por la manera en que cuidaba a su familia, siempre atenta, hacendosa, servicial, y detallista, cada cosa en su lugar, cada platillo preparado con cuidado, cada camisa planchada de esa forma especial, sus flores de domingo, sus rosas en el jardín… y ella se nos fue hace unos días.
Mis dos abuelitas han sido personas que me han marcado y su influencia ha sido determinante para convertirme en la persona que soy ahora, en muchos aspectos, cada una de ellas tan diferentes, y a pesar del tiempo aunque no están presentes las veo reflejadas en mi propia forma de ser, especialmente con mi hijita, la paciencia de mi abuelita materna, esa forma dulce de hablarme cuando me cuidaba de niña es una especie de luz que me guía cada día, cuando empiezo a perder la paciencia con mi pequeña recuerdo su voz y en esa paz que sentía cuando la tenía cerca y es como si automáticamente se aquietara mi corazón y me digo a mi misma que quiero darle a mi niña el mismo trato que ella me dio. Recuerdo mis vacaciones en su casa de Breña, los domingos levantándome temprano para poder ir con ella a las compras del mercado, su cofre joyero que miraba como si de un tesoro se tratara, sus uñas siempre limadas, su buen gusto al vestir y ella se me fue hace más de dos años y no hay día que no piense en ella.
Definitivamente mi relación con cada una de mis abuelitas, así como con mis bisabuelos y mi abuelo paterno, que aunque partieron antes el recuerdo de ellos también me acompaña, ha sido importante mientras crecía y sé que es importante también para mi hijita. Estén lejos o cerca creo que los padres debemos fomentar ese contacto entre ellos, es algo a lo que debiéramos darle importancia, obviando incluso las diferencias que con ellos podamos tener, no debemos permitir que éstas interfieran en la relación entre abuelos y nietos. Ellos son mucho más que niñeros cuando los necesitamos, los abuelos le dan al niño sentido de identidad, son parte fundamental en la vida de un niño, en su desarrollo emocional y aquellas lecciones valiosas que les dejen siempre los van a acompañar en su vida adulta.
Solo puedo dar gracias a Dios por sus vidas, por los recuerdos y sus enseñanzas, por permitirme vivir lindo momentos con cada una. Sé que a cada una las disfruté y pasé gran parte de mi vida con ellas sin embargo pareciera que no fue suficiente, hubiera querido más...
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