MAMI TUVO UN MAL DIA

Quién no ha tenido un mal día?, pues las mamis también los tenemos. No todos los días son iguales para una mamá, independientemente del número de hijos que tengan y si trabajan fuera de casa o no, hay días buenos donde la casa quedó limpia, los hijos comieron todo y duermen tranquilos, sanos y puedes sentarte a tomar un café y charlar con el esposo (ese es un buen día para mamá) pero también tenemos días malos. Todas las mamis pasamos por esos días que se nos van de las manos, con situaciones que salen de nuestro control, tanto si los niños se enferman y la impotencia de no poder hacer más, la carga de trabajo y la falta de tiempo, los proyectos personales en espera, la difícil situación económica, la rutina, el juicio y la crítica de alguien, problemas de una u otra índole, y qué pasa entonces? me estreso, me frustro, me preocupo y por consiguiente me irrito e inevitablemente las primeras víctimas de mi estado de ánimo serán las personas que más amo, mi familia.

Seamos honestas, esto sucede más seguido de lo que las mamás quisiéramos admitir y eso es porque no queremos ser así, alguien me dirá pero es normal, son las emociones y claro que sí. El punto es que los días malos van a venir de todas maneras y con ellos las emociones fuertes, el disgusto, la indignación, la ira, el enojo, etc, cuando esto sucede es bueno recordar algo (mi esposo me lo hace recordar cada vez que me pasa) que no podemos desaparecer las emociones sino que debemos aprender a manejarlas; es increíble ver como el estado de ánimo de mamá cambia todo el clima del hogar y las relaciones entre los miembros de la familia y no podríamos disfrutar de nuestros tiempos juntos si dejamos que estas cosas nos roben la paz y la alegría.

Porque, para qué malgastar el día (a veces pueden llegar a ser varios días) enojados con cosas que muchas veces no podemos cambiar, situaciones que nos cargan, pero algo que me ayuda mucho en estos casos y que me trae alivio y paz interior es esto, depositar esas cargas en las manos de Dios, porque si permitimos que El intervenga, en su tiempo, nos guiará a la mejor solución; sin embargo mi respuesta y mis reacciones ante estas situaciones sí están en mis manos y es mi decisión cambiar, además que esto nos afecta emocional y físicamente (ansiedad, estres, insomnio, ataques de pánico, depresión y otros). Pero también hay algo que he entendido con el tiempo y es que muchas veces los problemas y circunstancias difíciles no son un fin en sí mismo sino el medio para enseñarnos, para crecer o cambiar y que no durarán para siempre, pero lo que si durará para siempre es el mensaje que le dejemos a nuestros hijos de cómo lidiar con los problemas, cómo reaccionar ante la adversidad y que siempre pueden acudir a Dios que todo lo puede y que les ama y esta es una parte muy importante, pues si bien uno puede querer sobreponerse a todas estas cosas muchas veces no será fácil pero de la mano del Señor las cargas se hacen más ligeras.

Les comparto unos consejitos prácticos para esos malos días que pueden terminar siendo mejores con buena actitud y decisión:

• Dar gracias, enfócate en las bendiciones que ya te han sido dadas
• Canta con tus hijos, canciones infantiles, olvídate de todo y canta. 
• Juega con tus hijos, tírate al piso y disfruta ese momento. 
• Realiza un pequeño proyecto que te relaje, repostería, alguna manualidad, diseña, escribe, o lo que te guste. 
• Participa o aporta para alguna actividad de ayuda social, ver por el necesitado nos ayuda a darnos cuenta que lo que nos pasa muchas veces no es nada comparado con otras realidades. 
• Relájate mirando una buena película si es cómica mejor, la risa desestresa. 
• Date un tiempo para ti, sal con el esposo o con una amiga, pídele a alguien de confianza que se quede con tus hijos. 

Bueno, me gustaría que me cuentes lo que a ti te funciona para esos días malos, sería genial recibir tus comentarios sobre este tema que atañe a todas las mamás ya que todas pasamos por estos días.