martes, 26 de agosto de 2014

VAMOS A HACER LA TAREA - I


Nunca había escuchado la palabra “tareas” con tanto entusiasmo en la boca de un niño como en la de mi hija, a sus recién cumplidos 4 añitos le encantan y me pide más cuando termina la que le dejaron en el nido. Aunque las tareas del nido no son comparables a las del colegio y nunca le dejan mas de 3 o 4 en toda la semana, por lo que no ejerce ningún tipo de presión en ella, aún así me llama la atención. Creo que ese gusto se debe en gran parte al hecho de que es un juego para ella que le encanta pintar, le encantan las temperas, la goma, cuanto mas pegajoso y difícil de lavar mejor, pero está bien que se exprese y sea creativa. Que orgullo siente al terminar algo y por supuesto recibir el reconocimiento a su esfuerzo. Pero también estoy segura que fueron sus primeras experiencias lo que generaron en ella ese entusiasmo.


Todo empezó en las clases de Estimulación temprana, luego de sus actividades psicomotrices, sus maestras les daban a realizar alguna actividad manual, algo sencillo, al principio nos permitían a las mamás acompañar a nuestros hijos, y fue aquí que pude notar algo, algunas mamás se esforzaban demasiado para que sus hijos lo hagan perfecto, "no te salgas de la linea, no vayas a mancharte, así no...," las tareas que les dejaban en casa ellas las hacían, incluso yo misma me vi reflejada en alguna de estas actitudes, porque quería que ella lo haga "bien" pero viendo la determinación de mi hija por hacer las cosas a su manera pensé para mi misma -pero sólo tiene 2 añitos, la idea es que experimenten y en su momento ya lo lograrán. Lo único que conseguiría con esto era desmotivarla así que decidí simplemente animarla, guiarla sin presionarla, algunas veces quería hacerlo, otras se paraba de su silla y se iba a jugar, ella era la pequeña rebelde del salón, siempre quería hacer algo distinto a lo que la clase estaba realizando. Su maestra fue un gran apoyo, nunca la presionó, pero siempre la alentó y celebró sus pequeños logros.


Fue así que de pronto Ana Paula empezó a participar mas, a realizar cada actividad en grupo y con respecto a sus tareas en casa, yo la acompañaba y ella las hacía, nunca le ha gustado que la ayuden o que le digan como hacerlo, cosa difícil para un padre que quiere enseñar, así que aprendí a siempre preguntarle ¿quieres que te ayude?, a veces me dice no al principio pero después por si sola me pide ayuda; y aún si no me pide ayuda estoy con ella o estoy cerca. En casa también le hemos reforzado con estos herramientas super útiles que para nosotros han sido excelentes y se las recomiendo: 

  • Una pizarra acrílica, no saben cómo le gusta, esto la disparó, aprendió a escribir el ABC, los números, a dibujar, etc 
  • Los videos musicales sobre los colores, los números en inglés ha sido otra herramienta muy buena para que aprenda.
  • Libros de actividades con audio en CD,  le compramos uno de Winnie the Pooh para aprender el abecedario, otro que le encantó.

Es que el hacer tareas esta ligado al deseo de aprender y si aprender es divertido las tareas también.


Pero he aquí la pregunta: ¿Cómo hago para que esto no cambie? ¿Cómo ayudarla para que ella no pierda ese entusiasmo? conforme vaya creciendo y el colegio se vuelva más exigente la palabra “tareas” puede que ya no suene tan lindo en sus labios. En mi próximo post les compartiré unos consejos para ayudar a nuestros hijos a mantener su entusiasmo al hacer las tareas y ser constantes.

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