miércoles, 28 de enero de 2015

POR MI CULPA, POR MI GRAN CULPA


Soy culpable, soy culpable de sentirme culpable, hago un mea culpa, sin embargo no siento culpa de este sentimiento de culpa, no, no me enrede con mis palabras y es que este tema ha estado dando vueltas en mi cabeza y yo siempre, la introspectiva, quiero entender de que se trata todo esto. Me doy cuenta que en ocasiones lo he sentido, lo sentí cuando ya no tenía leche y empecé a darle fórmula a mi hija, cuando perdí la paciencia con sus rabietas o cuando no tengo ganas o tiempo para jugar con ella, etc, ya saben; sentir que no cubres las expectativas de una buena madre, ese sentimiento de incapacidad, de haber fallado, no importa si eres mamá trabajadora o que se queda en casa, lo sentirás, tarde o temprano pero ¿sabes qué? es normal. Esta vendrá de afuera o de uno mismo y te sentará en el banquillo de los acusados, pero en nuestra defensa ¿qué puedo decir? la culpa no es tan mala saben, esta es un indicativo de algo, que tus hijos te importan , que los amas tanto que quieres lo mejor para ellos y tú quieres ser eso, la mejor y allí es donde la realidad nos tira al piso, porque te das cuenta que eso es imposible, no somos perfectas y entonces, la culpa aparece producto de la frustración, porque no somos como quisiéramos o como deberíamos o como dicen que tenemos que ser.

La culpa puede aparecer y no deberíamos, encima de todo, sentirnos culpable por eso, pero aunque aparezca, no tiene que quedarse, ¿qué hacemos con ella? de esto depende como nos sintamos, como nos veamos a nosotras mismas, la forma en que manejemos ese sentimiento, si de forma positiva o dejando que nos atormente, pues la culpa puede ser destructiva, nos impide disfrutar de nuestros hijos, de nuestra familia, nos impide aceptarnos. La culpa puede tener distintos origenes y es importante identificarlos, si responde a algun motivo real, a un comentario malintencionado o es producto de nuestra tendencia a ser demasiado duras con nosotras mismas, a compararnos. Sea cual fuere el motivo tenemos que encararlo ¿es injustificado o genuino lo que siento?, ¿soy realista?, ¿necesito hacer cambios?. Podemos simplemente ignorarla pero eso no la resuelve.

La culpa por un motivo real, pues lo dice todo, esta proviene de algo real, un acto negligente, que puede ser intencional o no, y nuestra propia conciencia nos hará sentir culpables; frente a esto subsana el daño, pide perdón y perdónate a ti misma. No hay nada más liberador que reconocer honestamente cuando actuamos mal y cambiar lo que necesite ser cambiado. 

La culpa por “consejos” no solicitados o comentarios mal intencionados, estos nunca faltan y creo que debemos aprender a vivir con ellos, sin dejar que nos afecten, lo que no quiere decir que debamos ser reacias a escuchar consejos, los consejos son buenos si los escuchamos sin prejuicios, podemos aprender mucho, sin presión, confiando en tus instintos. Por otro lado, una persona que juzga a otra, a veces con comentarios sutiles, es una persona que tiene culpas propias que no ha resuelto y proyecta ese rechazo hacia sí misma en otros, para sentirse menos culpable, tiene sentido no?

La culpa por compararnos con otras madres, a veces ni ellas son conscientes de esto, y este motivo no tiene razón de ser, ya que no somos todas iguales. No deberíamos pensar o sentir que otras madres hacen mejor las cosas que uno, ¿acaso vivimos con ellas? pues no, ni ellas con nosotros. Lo importante aquí es lo que ven nuestros hijos, y ellos no nos comparan, ellos nos aman.

La culpa por exigirnos demasiado, debemos aceptar que somos falibles, que no existe la mamá perfecta, que nos cansamos, que no siempre seremos un rayito de sol, que no podemos ser buenas en todo, ni tenerlo todo y que estamos aprendiendo. Dejemos de lado ese modelo de perfección de madre ideal que nos imponemos o que nos imponen, pues creamos expectativas tan altas, de madres con habilidades propias sólo de un superhéroe. 

Creo que es muy difícil que una madre que ama a sus hijos no sienta siquiera un poquito de culpa, fundada o infundada, si así no fuera más bien pensaría que no le importan. Pero no nos quedemos en un estado de culpa, es negativo, más bien busquemos la resolución y seamos objetivas. La culpa algunas veces es positiva porque nos hace reflexionar y otras veces negativa, y esta, aunque viene con la intención de debilitarnos, de decirnos lo imperfectas e inexpertas que somos y de recordarnos nuestras fallas, podemos decirle que sí, que ya lo sabemos y que no tratamos de ser perfectas, damos lo mejor de nosotras cada día y eso es suficiente, en especial para nuestros hijos, esto nos fortalece como madres y nos hace ver las cosas en perspectiva y a nosotras mismas de una forma menos tirana y más realista. Si Dios nos ha dado la bendición de ser madres no ha sido porque seamos perfectas, El sabe que no lo somos, El nos comprende y nos ayuda, si se lo pedimos.
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