Podría decir que fue en este instante que comprendí un poco mejor lo que es ser mamá, que mi hijita me necesita, necesita de mi influencia, necesita de mi dirección, necesita de mi afecto, necesita de mí. Entendí que el esfuerzo, el cansancio, las ojeras tienen un propósito, que vale la pena, que es impulsar a nuestros hijos a ser las personas que Dios quiere que sean, personas plenas, que se sepan amadas, con valor, especiales y únicos.
Si la infancia dura sólo un instante como padres debemos darle una alta prioridad, sin embargo la realidad a veces es otra, por esta vida agitada, por la rutina y las mil responsabilidades y tareas que tenemos a diario, nos quitan tiempo para estrechar vínculos fuertes con nuestros hijos, por lo cual es necesario priorizar, poner en balanza lo que es más importante y en función de esto tomar la decisiones necesarias. Nuestros hijos no serán pequeños siempre, cada día que pasa ellos crecen, hoy son bebitos a los que hay que llenar de cuidados, mañana serán niños y luego adolescentes; y el tiempo pasará más rápido de lo que creemos, pero este día, este instante es irrepetible, no lo dejemos pasar sin hacerles saber que les amamos, que son importantes para nosotros, prestándoles atención. Escribo esto y recuerdo lo que en ocasiones tengo que repetirme: deja el celular y préstale atención..., deja eso para después y juega con ella….
Si la infancia dura sólo un instante la adolescencia vendrá pronto, la terrible adolescencia, por eso la niñez es la edad en la que debemos poner nuestro mayor esfuerzo por formar a nuestros hijos y prepararlos para las corrientes de este mundo, es indudable que como padres nos asuste ver las influencias a las que son sometidos, solo basta con prender el televisor o entrar en Internet. Para una adolescencia más llevadera la etapa de la niñez es clave para evitar luego lamentarnos con la frase: “Si yo hubiera….” Si yo hubiera dedicado más tiempo a mis hijos, si yo hubiera sido más afectuoso, si yo hubiera orado más por ellos, si yo hubiera puesto límites, si yo hubiera…
Considero esto para criar a mi hija y me doy cuenta del desafío, también sé que cometeré errores como todos, que criar hijos es un desafío para todos pero si reina el amor en la familia todo se supera, y la fuente de ese amor se encuentra en Dios, como ya lo he dicho en post anteriores no estamos solos en esta tarea de criar hijos, el creador de la familia nos provee de los recursos, sabiduría y fuerzas para llevarlo a cabo, cuando reconozco esto, descanso en El, fuera culpas, fuera temores, Dios esta conmigo. El me ama y ama a mi familia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.