Los padres siempre les enseñamos cosas nuevas a nuestros hijos, es parte de ser padres, asumimos la responsabilidad de guiarles, educarles y formarles para que ellos crezcan y se desarrollen como personas plenas y así es como debe ser. Como mamá que soy también persigo esta meta, sin embargo, desde el día en que me convertí en madre no he dejado de aprender también de la mano de mi hija, y no me refiero al cuidado infantil que por supuesto he aprendido mucho sino a redescubrir la vida, el amor y a mi misma con cada circunstancia, en cada detalle diario, en lo bueno y en lo malo (o lo que parece malo).
Mi hija me esta dando un curso intensivo sobre lo que es el amor y disfrutar de la vida con esa inocencia suya y esa capacidad de asombro que posee frente a las cosas que parecen tan “comunes” y que muchas veces paso por alto o simplemente no presto atención por cosas propias de la rutina.
Una vez una amiga, hablando del hijo que tenía, yo todavía no era mamá, me dice: Los hijos te enseñan y yo pensaba para mí misma: ¿Cómo que los hijos te enseñan?, nosotros los padres les enseñamos; no entendía en ese momento. Ahora es otra historia, sí es que te enseñan pero no el sentido de decirte lo que tienes que hacer sino que ellos tienen la cualidad de inspirarte, de estimularte y de impulsarte a hacer cambios en tu perspectiva de vida.
Aquí las 10 cosas que aprendo de mi hija:
- Determinación por aprender o hacer algo nuevo y lograrlo, a veces no le sale algo bien al principio pero lo intenta una y otra vez y luego de un tiempo lo aprende. A diferencia de ella yo en ocasiones me he rendido muy pronto, pero ella me enseña a seguir intentándolo.
- Perdonar rápidamente, los niños tienen una capacidad para olvidar y seguir como si nada, me ha pasado que a veces le he tenido que pedir perdón por haberle hablado mal por cualquier cosa y ella no demora en perdonar, un abrazo y besito y ya esta.
- Decir las palabras mágicas: por favor, gracias, discúlpame. Les enseñamos que deben tener esto siempre presente ¿Y nosotros lo tenemos presente?, muchas veces no les pedimos por favor, ni les decimos gracias, ni les pedimos disculpas. Debo enseñarle con el ejemplo.
- Aceptar a las personas, mi hija tiene un corazón abierto y cuando conoce una nueva amiguita la idea es jugar y ya, así son los niños, no miran la marca de ropa que usan o el color de piel, no conocen de prejuicios, son humildes y sencillos.
- Divertirse y jugar, ya sea correr y gritar como locas, bailar, cantar, jugar con burbujas, con un globo, tirarte al piso, reírte de cosas tontas. Dejar un poco de lado esa seriedad de la adultez y ser niños por un momento, además que estos momentos nos hacen felices y crean vínculos.
- Disfrutar el momento, los niños no están pensando en el pasado o en su futuro, para mi hija lo importante es estar juntos como familia, ir al parque, al super, a visitar a la abuelita o simplemente pasarla juntos viendo una película, comiendo o jugando un poco antes de ir a dormir, no hay momento más feliz para ella si estamos los tres.
- Admirar la creación, detenerse a observar una flor o un pajarito, alimentar animalitos, me encanta su carita de alegría al ver a los animales de la granjita, o su asombro cuando ve las nubes y les busca formas o la luna o un arco iris.
- Estar enfermo y no lamentarte, me sorprende la fortaleza de los niños y en especial la de mi hija, desde su nacimiento prematuro siempre ha sido fuerte en ese aspecto, ella se enferma pero a pesar de eso sigue jugando, no se lamenta mi chiquita.
- Mostrar afecto, ella viene y me abraza porque sí, sin razón aparente y es que no es necesario, el amor debe mostrarse cada día y nunca negar un abrazo. El contacto afectuoso con nuestros hijos así como las palabras de afirmación son expresiones de amor que no deben faltar.
- Amar de verdad, ella me ama así imperfecta, a pesar de mis errores, con ese amor puro de los hijos que sólo te quieren por quién eres y no por algún interés.
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