Cuando mi esposo y yo decidimos tener a nuestra bebé, sabíamos que era el tiempo, teníamos ya 6 años de casados, era suficiente, teníamos la ilusión, Ana Paula nació y ya les conté en otros posts que nació prematura y había que tener cuidados especiales con ella, deje de trabajar y bueno, no fuimos ajenos al estrés, al cansancio, a la tensión y vinieron los conflictos y desacuerdos, esta situación sacaba lo peor de nosotros por momentos, y esto en lugar de mejorar iba empeorando, pero ¿cómo llegamos a este punto? fácil, nos señalábamos mutuamente en lugar de hacer una auto evaluación, acumulábamos conflictos irresueltos, nos mirábamos a nosotros mismos y no nos poníamos en los zapatos del otro, y había falta de perdón y de ponerle punto final a heridas pasadas. Nos dimos cuenta de esto luego de algún tiempo y muchas conversaciones, parece obvio, pero la cosa es admitirlo y decidir hacer algo al respecto si no queríamos convertirnos en una familia más en la lista de familias disfuncionales o algo peor. Estas son las cosas que decidimos hacer para mejorar nuestra relación y que hasta ahora debemos considerar cada día:
- Cambiar el “mi” por el “nosotros”; somos una familia, una unidad, ya no es “mi” realización personal sino la realización como "familia", donde cada uno tiene un rol , donde cada uno hace su parte, pero con un mismo fin en común para que la familia funcione como tal, aquí tenemos que dejar de lado el individualismo pero sin perder la identidad.
- Tomar decisiones de común acuerdo, siempre habrán desacuerdos pero es necesario llegar a un consenso y ceder en ocasiones por el bien de la relación y sin imposiciones.
- No dejar las peleas sin resolver, cada conflicto debemos solucionarlo lo mas pronto posible, conversarlo, algunas veces nos hemos dado cuenta de lo tontas que son en ocasiones nuestras peleas y nos hemos pedido perdón sin buscar culpables, dejarlo atrás y no volver a mencionarlo, y juntos mirar hacia adelante.
- Dejar el orgullo de lado, reconocer cuando nos equivocamos y aceptar que ninguno de los dos es perfecto, pues es fácil ver los defectos en el otro y no los de uno mismo.
- No buscar cambiar al otro, no va a funcionar y solo empeora las cosas pues a nadie le gusta sentirse juzgado y criticado por alguien que quiere que sea diferente, piensen que esas diferencias tiene un propósito, que dos personas distintas se complementan como dos piezas de rompecabezas.
- Mostrar afecto, con gestos, caricias, con palabras que impulsen a la otra persona a ser la mejor versión de si misma, permitirle desarrollarse, reconocer su esfuerzo, todo aquello que quisiéramos que hagan por nosotros.
- Darse un tiempo para los dos solos, sin hijos, es super importante mantener el romance también, un tiempo juntos una vez a la semana, una película en la casa cuando los niños duermen, una salida de vez en cuando, no se necesita de mucho.
Los hijos necesitan padres que se amen y se respeten, esta es una de las más grandes lecciones que podemos darles y debemos procurar que crezcan en un ambiente saludable. Claro que no somos unos expertos en la materia y sabemos que problemas y dificultades van a haber siempre, como en cualquier matrimonio pero creo que esta etapa nos dejó una gran lección, después de 11 años de casados ya no somos los mismos jovencitos inexpertos y egoístas que cuando nos casamos (bueno, no tanto) pero seguimos siendo imperfectos, Dios sabe que lo somos y creo que El por separado está trabajando en nuestro corazón y nuestro carácter para empezar a hacer cambios y decidir hacerlos, si no hay voluntad de las dos partes no podemos esperar que funcione. Les confieso que el único que se lleva el crédito porque nosotros sigamos siendo una familia es Dios, El es algo así como nuestro “Celestino”. Si no comprendiéramos que El es imprescindible para la familia porque al fin y al cabo es su creación ¿donde estaríamos ahora? Esto que les digo es algo muy personal sin ánimo de convencer a nadie ni nada, pero si algo es bueno para uno, lo menos que puedo hacer es compartirlo, convencida de que será bueno también para otros.
"La mejor relación no es aquella que une personas perfectas, es aquella donde cada uno acepta los defectos del otro y consigue perdón por los suyos propios."
Una persona real no es perfecta, una persona perfecta no es real.
Una persona real no es perfecta, una persona perfecta no es real.
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